Durante la primera mitad del siglo XX el
campo de la estética en odontología requería,
de acuerdo a la necesidad y tendencia, de
una mayor naturalidad en los trabajos a realizar.
Los únicos materiales que tenían color similar al de
los dientes y que se podían utilizar para restauración
estética eran los silicatos, pero tenían la gran desventaja
de desgastarse al poco tiempo de ser colocados.
A principios de los años 40 los silicatos fueron reemplazados
por la resinas acrílicas. Estas tenían la ventaja
de poseer un color similar al de los dientes, eran
insolubles a los fluidos orales, fáciles de manipular y
eran de bajo costo. Sin embargo su uso fue muy limitado
debido a los problemas de adherencia, hasta que
en 1955 el Dr. Michael Buonocore introdujo el tratamiento
ácido para la adhesión de la resina al esmalte,
convirtiéndose en un pionero de la odontología.
El
Dr. Buonocore trabajaba en el “Eastman Dental Center”
en Rochester y su descubrimiento surgió a partir
de la observación de otros rubros. El Dr. Buonocore
notó que en la industria automovilística utilizaban un
determinado ácido para obtener una mejor adhesión
al metal y pudo trasladar este proceso al campo de la
odontología. Su trabajo fue publicado en 1955 en el
Journal of Dental Research, llamado “Un método simple
para aumentar la adhesión del material de relleno
acrílico a la superficie del esmalte”. En desventaja las
resinas acrílicas, presentaban una baja resistencia al
Clarck
Gable
Sofía Loren
Resina
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desgaste y una contracción de polimerización muy
elevada que aumentaba la filtración marginal.
La era de las resinas modernas comenzó cuando
el Dr. Ray Bowen desarrolló un nuevo tipo de resina
compuesta en 1962. Realizó una combinación de
resinas acrílicas y resinas epóxicas obteniendo una
molécula de bisfenol-glicidilmetacrilato conocida
como BisGMA. El mejoramiento de las propiedades
físico-químicas para convertir este material en substituto
de la amalgama de plata ha sido objeto constante
de investigaciones.
Una de las grandes ventajas de este
compuesto es que permite una amplia gama de colores
que emulan la coloración de las piezas y además
se adhiere micromecánicamente a la superficie del
diente sin desprenderse de la cavidad y posee un nivel
aceptable de desgaste a lo largo del tiempo.
Como hemos visto tanto en el pasado como en la
actualidad una buena imagen, tanto en lo personal
como en lo profesional puede ser la diferencia entre
el éxito y el fracaso. La estética dental y una buena
sonrisa son la primera percepción que brindamos.
La odontología estética actual ha evolucionado
notablemente a partir de los materiales utilizados y
los adhesivos que permiten trabajos libres de metal.
Una vez más el ingenio humano al servicio de la necesidad
ha desarrollado materiales de última generación
biocompatibles, durables y de colores estables ¿Quién
sabe que nos deparará el futuro? Lo indudable es que
la estética dental ha estado y estará presente en toda
la historia de la humanidad.
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